Ya pasó la Navidad

Descubro al pasear por la ciudad algo que el calendario no me negaba. Y es que los minutos del amor sin cortapisa y de los besos bajo el muérdago ya pasaron. Nos preparamos para el hastío de un vivir sin motivo, con rutina y desazón, sin la ilusión que destila el no tener una meta definida. Necesito de tu apoyo para encontrar el sentido de la vida. Me verás por la calle vagabundo y solitario, reclamando limosna que es mía, que me viene desde niño y que poseo en el olvido por omisión o desafío. La felicidad es mi donativo, lo merezco, es mío. Los Ataris me enseñaron lo mejor del verano, de los amigos, del punk y de gritar las melodías que me recuerdan a tí pero son mías. Hoy oficialmente odio el invierno, los mocos, el frío, las noches de mil y un minutos, los sueños reconvertidos en planes y los planes que nunca serán sueños. Pero bueno, una canción de Shakira será mi medicina, Efferalgan puede esperar. No quiero pintar cuadros tristes, mas el óleo que destilan mis fosas nasales cubrirá mi lienzo pero poco. ¿Quién dijo loco? Más cuerdo que tú y que yo los he visto, pero no en este mundo, ni en este siglo. Un abrazo para todos los antifans del invierno, de la mucosidad, del fin de la Navidad y el advenimiento tardío del ansiado estío.